"A Jesús lo golpearon, lo humillaron, lo escupieron, lo azotaron, lo coronaron con espinas, lo crucificaron y por amor a nosotros no abrió su boca, no se defendió, y aunque es Dios, vino como Cordero con el fin de ser sacrificado en una cruz y al sacrificar su propia vida, venció la muerte y el pecado con el fin de que todo aquel que ponga su fe en Él sea salvo por la eternidad. Así de grande es el amor de Dios por nosotros."